Quito es la única capital del mundo atravesada por la línea ecuatorial que divide al planeta en dos hemisferios. Cuenta con una ubicación geográfica privilegiada que influye en las bondades climáticas, que la ha posicionado como la ciudad de la eterna primavera.

La ciudad celebró el 21 de junio el ‘Solsticio de Verano’. Una de las tradiciones ancestrales más importantes de la cultura indígena: día simbólico en el cual a la media mañana el sol alcanza su cenit y proyecta las sombras más largas de todo el año. Se puede contemplar la luz del día por un momento más debido a este impresionante fenómeno astronómico.

Como parte del ‘Solsticio de Verano’ se celebra el Inti Raymi conocido también como la ‘Fiesta del Sol’. Simboliza la gratitud que los pueblos andinos ofrecen a la Pacha Mama o Madre Tierra por haberles permitido una buena cosecha. En agradecimiento a su bondad, los pueblos indígenas lo celebran con música y danza permitiendo que las raíces étnicas de Quito y su población conserven todo su esplendor y colorido.

En esta fecha tan especial, Quito y sus parroquias, que en su mayoría tienen herencia indígena, acogen festejos y tradiciones con actos culturales y rituales andinos, transmitidos de generación en generación.

Sin duda, este año, debido a la emergencia sanitaria por covid-19, estas celebraciones se desarrollaron de forma interna y no abiertas al público. Así, en la comuna de Aloguincho, Primer Patrimonio Cultural Inmaterial de la Ruta Escondida, se realizó la cosecha de trigo y cebada. Se desarrolló el ritual de la ‘Randimba’, ceremonia ancestral indígena donde se solicita ayuda a los moradores de la comunidad para cosechar, hacer zanjas, entre otras actividades; se lo hace cantando a la Madre Tierra y se devuelve el mismo favor cuando un vecino lo necesita.

En el complejo arqueológico de Tulipe, con la pambamesa y diversas danzas, se agradeció al Inti y a la Pacha Mama por la abundante cosecha. También, se realizaron rituales de purificación en el río, con elementos de la naturaleza como el agua, la arcilla y las hojas de coca.  Son estos actores quienes gracias a sus cosechas permiten que la ciudad esté abastecida de alimentos frescos y sanos para el consumo. 

Poco a poco, y bajo estrictas medidas de bioseguridad, nuestro fantástico destino se recupera. Estamos seguros que, próximamente, podrás ser parte de estas ceremonias ancestrales únicas y vivirás la mejor experiencia, que solo se puede hacer en el Centro del Mundo.